SOPA DE TOMATE NEGRO DE CRIMEA.

Sería alentador despertarse continuar viviendo -al menos durante algunas horas- ajeno a un estado mental concreto, sin noticias, zozobras, retos, confidencias o premura

Oyes tus ruidos, el merodeo por la cocina, se cierra una puerta, el perro que se despereza y gimotea, los zumbidos de los oídos sobre el absoluto silencio antes de abrir el grifo de la ducha.

Alguien te ha suplantado y cumple con las obligaciones más farragosas, atiende compromisos, requerimientos de la faena cotidiana, ataja proyectos y planes. (Una joven directora ha rodado un cortometraje con este argumento) No tienes necesidad alguna de empezar nada. Lo van a hacer todo por ti. No es un estado extraordinario. Puede, entonces, permanecer uno mismo fuera de sí y medirse con la tierra negra, seguir un rastro difuso de no importa qué insecto, atender al eco de la fertilidad, el reconocimiento de los frutos. Otros propósitos acaban en sí mismos.

Hay que presentarse en la huerta pero, atendiendo a la demora del extraño, entero, sosegado.

Las plantas de tomate prosperan incontinentes hacia los extremos de las varas y soportes o saltan de unos encañados a otros, se apoyan en los rodrigones más resistentes. Se reparten algunas matas por el acolchado de paja, cargadas de tomates muy oscuros, a la sombra de las vecinas más feraces.

Vuelven a cintilar las superficies de los tomates abiertos por la mitad.

Alguna mañana fresca ya me seduce preparar intensas sopas de tomate, de un tirón, poniendo a freír unos cuantos tomates aún sin nombre, sin piel ni semillas. Toda vez que jugo está, denso (pierde una tercera parte de su volumen) es preceptivo añadir un chorrito de buen vino blanco y un poco de agua, cebolla fresca picada muy fina y pochada, ajo, unos dados de patata pequeños, orégano y pimienta…

Bunco en fuentes acreditadas y el cotejo con los modelos que ofrecen algunos productores locales y me llevan a aventurar que este tomate que tenía sin identificar es Negro de Crimea.

De modo y manera que se van confirmando, con estas últimas tandas, las mejores características de un ecotipo adaptado que vegeta por quinta vez en este huerto desaliñado a partir de aquellas semillas que me procurara un hortelano, envueltas en un servilleta de papel, en el sur de Salamanca, en el entorno de los pueblos donde Unamuno pasaba muchos veranos. Desde que pasó a formar parte del banco de semillas Ha sido cultivado de manera intermitente con éxito en una comarca donde el verano climatológico es corto y durante la noche pueden bajar las temperaturas a ocho, cinco grados.

«Pata negra» me dijo, para insistir en la enjundia, o la valía de la variedad, por el virtual parecido al corte con el «jamón del bueno», aunque de facto no fuera una variedad local.

El fruto es macizo y pesado, con semillas, de buen tamaño, achatado, lleno aunque con algo de cayo bajo la inserción peduncular, jugoso, umami de manual en la boca y piel tan delicada que favorece eventualmente el rajado. Los peculiares listados y los hombros verdes -ceniciento si incide mucho el sol- se decantan por por los matices purpúreos, tonos muy oscuros sanguíneos en las condiciones ambientales más adecuadas.(en comparación con los tomates rojos clásicos españoles) Matas de tomates rústicas y vigorosas que crecen, libres ya de podas. No es raro que vayan brotando nuevas ramas buscando la luz que ya obtienen otras y han fructificado. Hay que quitar algunas que no tendrán tiempo para producir bayas.

La información que recojo en la red no es muy segura; repiten que tiene su origen en Rusia o las regiones del Mar Negro como otras variedades oscuras, casi negras. Su ciclo vegetativo por estas tierras y la viabilidad de la semilla indica fehacientemente, al margen de las características más arriba apuntadas, que se trata de un tomate de polinización abierta, de cultivo tradicional, de aquellos que han sido cruzados con rigor y sin trasgenia entre reinos. El tomate que vengo describiendo se acomoda con facilidad a los cambios ambientales y soporta bien el estrés térmico e hídrico ¿Es éste aquel que se fijara en EEUU procedente de Crimea o la costa norte del Mar Negro?

Ha sido el primero de los tomates de ciclo medio en ponerse pintón en El prado de la isla y va colmando la cesta cada tres o cuatro días. Tantos frutos, aguantan con menos fisiopatías y mejor coloración si las ramas están están bien fijadas al entramado para procurar sombreado.

Ahora ya puedo incluir con rigor una referencia más en el banco de semillas y trocarlas como tales conociendo, además, la valiosa procedencia de la simiente.

Aromático ya en la manipulación y dulce, procedente de un cultivar serrano, basta acariciar un poco la «piel de doncella» para confirmar la delicadeza de la hortaliza. Aunque es un tomate de ensalada, salen de la cocina gazpacho de pata negra, sopa de negro de Crimea o troceado sobre un plato al gusto.

Otro oscuro objeto de deleite veraniego.

«No busco detrás de cada cosa significados remotos o improbables. Trato más bien de rescatar de ella esa presencia que me da la razón de cada día. Como ya sé con certeza total que cualquier comunicación que intentes con el hombre es vana y por completo inútil, que sólo a través de los oscuros caminos de la sangre y de cierta armonía que pervive a todas las formas y dura sobre civilizaciones e imperios podemos salvarnos de la nada, vivo entonces sin engañarme y sin pretender que otros lo hagan por mí ni para mí.

La muerte del estratega. A. Mutis.